Rafael Álvarez dejó su Galicia natal cuando era joven. Después de 45 años en Venezuela se vio obligado a volver a España por la situación política del país sudamericano en 2015. Ahora vive de primera mano, siendo español, las dificultades que los inmigrantes sufren en esta tierra.
Le llama mucho la atención que los españoles, especialmente los del norte, rechacen tanto a la gente que deja todo en sus países de origen para empezar una nueva vida en Asturias, Galicia o el País Vasco. “Para mí fue mucho más fácil ser migrante en América, ahora, aquí, soy un venezolano”, explica, pues ha vivido esa resistencia al extranjero en sí mismo y en su esposa, de nacionalidad colombiana.
“Si no dejamos venir a gente joven, este país morirá”, sostiene y por ello ve importante que los extranjeros se dejen escuchar y exijan sus derechos como él, y tantos millones de españoles, lo hicieron en su diáspora por todo el mundo.
