La transformación de Evelín empezó en Medellín cuando apenas tenía seis años y continúa hoy, en Asturias, con 33.
Desde muy pequeña tuvo en claro lo que sentía y toda su vida ha sido una lucha para llegar a ser la persona que desea ser, por eso emigró hace cinco años de su tierra natal, Colombia, por eso, hace cuatro, se instaló en Oviedo, por eso estudia enfermería y, lo más importante, por eso hace la labor diaria y silente que las personas LGTB deben realizar para normalizar su situación: sencillamente es.
Como persona transexual, Evelín es consciente de las confusiones, preconceptos y conflictos que nacen de su situación, pero los lleva con mucha normalidad, es más, justifica a las “pocas personas” que a día de hoy mantienen esa actitud. Para ella es un asunto generacional que está desapareciendo con la gente joven y en breve será un recuerdo en países de mente más abierta como los europeos.
No piensa lo mismo de América Latina, algunas experiencias difíciles le demuestran lo contrario, las mismas que le animaron a dejar su hogar y buscar espacios de más libertad como los que ha encontrado en España. “Todavía falta mucho tiempo para que allá nos respeten”, sostiene y por eso celebra iniciativas como las del Día del Orgullo LGTB. “Es una día que sirve para que la gente nos conozca, que se dé cuenta que no es un pecado ni nada raro nuestra situación. Somos humanos, como todos”, explica mientras sigue, como todos los días, el difícil camino de ser inmigrante, homosexual y transexual, con la certeza de que su transformación, y la de su actual país, estará completa en muy poco.
Escucha sus declaraciones en el siguiente vídeo.
