La #EspañaVaciada, sus muchos problemas, y nuestras soluciones

Análisis

Ayer Madrid fue el campo en donde miles de habitantes, de las zonas más olvidadas de España, sembraron sus demandas con la esperanza de cosechar algunas soluciones en un futuro inmediato.

Son muchos sus problemas, y todos desembocan en el gran mal que les impulsó a ir a la capital y hacerse escuchar: se están quedando sin gente. Lo que ayer se definió como la #EspañaVaciada es lo que el gobierno denomina el “reto o demográfico” y los expertos llaman la “crisis demográfica”.

Falta gente en el 70% del territorio nacional y la perspectiva es que en pocos años España se convierta en el segundo país más envejecido del mundo. Y a este problema se suma otro: hay una invasión de gente que viene de fuera de las fronteras… ¿Dos problemas?

Por una parte el despoblamiento rural y su consecuente falta de relevo generacional para el sector agroproductivo y, por el otro, la invasión incontenible de inmigrantes… ¿Dos problemas?

Dónde algunos españoles ven dos batallas, otros ven una solución. Y la verdad, es más fácil entender a los segundos si tan solo nos atenemos a los datos del INE que, por ejemplo en Asturias, nuestra comunidad, avisan de una pérdida de 90.000 ciudadanos de la región para 2030. Esa cifra, sumada a vaticinios poco halagüeños, como el del Plan Demográfico del principado de Asturias (PDPA) 2017-2027, nos hacen repensar eso de tener dos problemas… A lo mejor tenemos una solución también.

El PDPA , publicado en febrero de 2018, alerta de un proceso de “gerontocrecimiento” (envejecimiento) que se está produciendo en el Principado  y que, como explican los expertos que lo redactaron, no es reversible ni en el “mejor de los escenarios posibles”, es decir, con un aumento de la natalidad, llegada de población joven inmigrante y el retorno de emigrantes.

Estos datos y predicciones mantienen al Principado al tanto del inevitable envejecimiento de su población y hacen patente que la única opción para salvar a la región es la de traer personas de otra regiones y países para paliar la crisis. La inmigración es la única solución verdadera para enfrentar la poca natalidad, el envejecimiento, la emigración y el  despoblamiento  en Asturias. Por eso resulta chocante la manera que en el PDPA se aborda la inmigración en Asturias.

Me asombra que en un documento de 228 páginas, que aborda las razones y las soluciones para una crisis demográfica, se mencione la palabra “inmigrante” 12 veces y  la palabra “inmigración” solamente cuatro, una de ellas en las referencias bibliográficas. Me intriga que de las 49 medidas señaladas en el plan, solamente dos sean para “Población Inmigrante y refugiada”, y que estas se resuman en acciones tan básicas como acoger, informar e integrar sin explicar el cómo. Y que por último se despache, al final del documento, al sector agroproductivo y de la agroindustria, el más afectado por el despoblamiento rural, en un cuadro lleno de buenas intenciones y poca claridad, tampoco ayuda a paliar la confusión.

Todo es muy raro, en el PDPA y en Asturias; sobrevuela un temor a tan siquiera valorar la posibilidad de llamar a la caballería, es decir  a los inmigrantes. En cambio, en  Castilla y León, comunidad que sufre los mismo problemas que el Principado, se va a potenciar el desarrollo económico del medio rural a través de la población extranjera. Su propuesta llegó al Parlamento Europeo a inicios de este año y ya ha sido aceptada para el próximo marco financiero plurianual. Con dos problemas (despoblamiento e inmigración), los vecinos, han hecho una amalgama que puede cerrar los huecos del área rural. Bastó ponerle imaginación y entender que la  llamada invasión es, como todos sabemos, la caballería.

Hasta entender el porqué del temor al foriato, trazo una línea descendente entre 2009 y 2019, periodo en el que hemos perdido 60.000 asturianos. Dudo que en 10 años nadie haya pensado en los inmigrantes como solución, por eso tiendo a pensar que se teme a esta salida.

Temer a lo desconocido es normal, lo que no es normal resignarse en la debacle y dejarse morir. Los números no mienten, Asturias necesita gente y un gobierno capaz de impulsar al sector agroproductivo, el único capaz de acoger a esa inyección de sangre nueva.  Así podremos tomar dos, o hasta tres, problemas y convertirlos en una solución para todos.

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