“Lo logramos Latinoamérica”

Actualidad Análisis

Ayer escuche en la radio algo que me encantó, un locutor argentino celebraba la victoria del ciclista ecuatoriano Richard Carapaz en la edición de este año del Giro de Italia al grito, “LO LOGRAMOS, LO GANAMOS, SÍ LATINOAMERICA”. Y entre el alborozo de mi compadre, que vino de visita este fin de semana, y el mío propio, no dejaba de pensar en qué bonito sonaba esa  frase en mi cabeza y, en verdad lo digo, en mi corazón.

Porque esa es la idea, esa y nada más: Lo logramos, Latinoamérica. Como hiciera el colombiano Nairo Quintana en 2014, lo conseguimos, esta vez de la mano de un joven ecuatoriano que con su esfuerzo sincero me recordó la distintiva tenacidad que hace a los latinos inmunes a los desastres naturales,  a la delincuencia, a la corrupción y a los malos gobiernos y desgobiernos que nos asolan desde que iniciamos nuestro propio camino como países libres.

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Y de repente, una alegría deportiva se convirtió en algo más. Entre los abrazos de mi compadre y mis hijos y las imágenes enternecedoras de la madre de Carapaz desde el Carchi, la provincia más norteña del Ecuador, me creí eso de que somos una sola Latinoamérica, y que las alegrías de los ecuatorianos eran las de los peruanos, colombianos, venezolanos, paraguayos y todos los que viviendo en España nos reconocemos con una sola mirada mientras caminamos por nuestras nuevas ciudades luchando nuestras solitarias batallas.

Primero en nuestros países, después en esta tierra que ya es nuestro hogar, el que llega de otro sitio tiene una vida llena de alegrías y de problemas, como todos. Cada cual vive su mundo y lo poco que puede compartir lo hace con cierto recelo. Por ello escuchar a un argentino felicitando a todos los latinoamericanos, unidos en un solo nombre sin más nación que la cultura común, me resultó tan familiar como revelador. Somos lo mismo.

Desde México hasta la Argentina, compartimos una misma lengua y una historia que, si bien no es idéntica, se recrea en patrones más que similares. Como inmigrantes compartimos los mismos retos ante la misma sociedad de acogida. Como seres humanos nos identificamos ante el sufrimiento ajeno y, por supuesto, ante la felicidad de nuestros congéneres. Bajo tan sencillas premisas es normal que descubramos en el éxito de Carapaz un aire de familiaridad; y es revelador que no caigamos en cuenta de ello más a menudo.

Debemos juntarnos más, compartir más, hay muchas metas que cruzar juntos en España. Hacerlo no cuesta nada, basta con colaborar con lo que tú puedas: ya sea tiempo, capacidades o ideas. En tu ciudad, en tu mismo barrio, hay decenas de colectivos organizados con los que puedes trabajar para conseguir que nuestros niños (la generación que salvará a España de su actual crisis demográfica), nuestros mayores, nuestras parejas y nosotros mismos tengamos un entorno justo que devenga en la nueva sociedad española, tan fuerte como multicultural.

Por eso hay que celebrar los éxitos de nuestros compatriotas latinoamericanos como los propios, por eso festejamos el triunfo de Carapaz en Italia como lo hicimos hace un mes en la Vuelta Ciclística a Asturias. Porque entre la solemnidad de los himnos que separan por países, tenemos la universalidad de los abrazos que nos igualan como latinos en España, Europa y en todo el Mundo.

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